Una pareja compra una vivienda y nos confiesan, cuando ya hemos terminado la obra, que están felices con el resultado. Nos cuentan que lo único que tenían claro y de lo que no se arrepienten es de contar con un estudio de arquitectura. ¡GRACIAS!
A veces pasa: comprar una vivienda y tener la sorpresa de que los metros cuadrados útiles reales sean un poco menores de lo esperado. A pesar de ello, nos contaron el programa de la vivienda y, después de probar y probar, llegó la solución que lo aglutinaba todo!
Concentramos la zona de servicios, baño completo y cocina, en un volumen central de almacenaje, dejando todo el perímetro libre y zonificándolo mediante las funciones solicitadas por la propiedad.
La cocina y el salón se comunican entre sí, pero los volúmenes de almacenamiento cambian de material y clasifican los espacios. El Valchromat gris antracita define el mobiliario del ámbito del sofá y utilizamos colores más amables (blanco y madera) para la cocina, generando una barra que a su vez separa físicamente este espacio del hall.
Alrededor del volumen gris suceden más cosas: antes de llegar al distribuidor de las habitaciones nos encontramos con un área destinada a estudio.
La búsqueda de la luz natural es el objetivo, como siempre, por ello abrimos huecos en la tabiquería que refuercen este concepto y la luz inunde todos los rincones. Este recurso lo utilizamos en la habitación individual y en el vestidor. Utilizamos vidrios traslúcidos y sistemas adicionales de oscurecimiento, lo que confiere la intimidad necesaria cuando el usuario lo cree conveniente.
El resultado es una vivienda en la que destaca la sensación de amplitud , la comodidad de su uso en el día a día y la elección de pocos materiales que dialogan entre sí y se repiten en el discurso de todo el proyecto.