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Sensación de amplitud, tranquilidad y luminosidad.
Empezar a narrar un texto por el final no es habitual, pero el comentario de una vecina originaria de Suecia describiendo la intervención realizada como “sueca”, ha sido todo un elogio y necesitábamos mentarlo. Justo esa era la idea solicitada por la propiedad y, por lo visto, el resultado obtenido!
Ha sido una suerte cruzarnos en el camino con los propietarios de esta vivienda, Susana y José. Nos gusta decir que, por nuestra parte (e intuimos que es recíproco) se ha establecido un vínculo especial que rebasa lo que podría ser una buena relación cliente-arquitecto habitual.
Desde el inicio, nuestra persecución en este proyecto ha sido la de obtener un espacio tranquilo, ordenado, fácilmente comprensible, original pero sin extravagancias. La propuesta se materializa con acabados “calmados” por sus texturas, colores y tonos.
En este caso la propiedad nos permite empezar con una hoja en blanco. Su premisa es mejorar la casa de forma muy evidente o venderla y cambiar de residencia habitual. Es decir, buscan un proyecto de reforma que realmente merezca la inversión. Quedarse o marcharse, esa es la cuestión.
Por ello replanteamos por completo el espacio, manteniendo el programa original. Reorganizamos las estancias buscando ganar sensación de amplitud gracias a las vistas cruzadas que permiten disfrutar de las espectaculares vistas que tiene su terraza desde el lado opuesto de la vivienda.
Las decisiones más importantes para lograr esta transformación son: el cambio de ubicación de la cocina, la supresión de un aseo (que había perdido su función original para usarse únicamente como trastero residual) y el desplazamiento del baño compartido para generar un volumen exento que permite ampliar visuales y circular a su alrededor.
Dispuesta en el corazón de la vivienda, la “caja” del baño genera, gracias a estar ligeramente descentrada, por un lado un paso hacia el salón y por otro una zona más holgada para ubicar la mesa de comedor, situada de forma funcional entre la cocina y el salón.
La materialización del proyecto acentúa la singularidad de la zona central. El volumen exento se recubre en su totalidad con la misma madera en tonos claros que utilizamos para marcar el pavimento que lo recoge a modo de “alfombra”, marcando la banda central. Además el descenso del falso techo en este área para ocultar la instalación de aire acondicionado remarca aún más la intención del proyecto.
Este mismo solado de madera se utiliza también en los dormitorios, para dotar de calidez a la zona de noche. El resto de la vivienda se resuelve con pavimento continuo, en este caso un micromortero de tonalidad gris claro, buscando que la combinación de las dos tipologías de suelo tengan tonos muy uniformes.
Las aristas del cubo central y los cambios de pavimento coincidentes con ellas, se marcan con finas lineas negras que dibujan los contornos y la disposición geométrica de los volúmenes perseguidas.
Los frentes de mobiliario de toda la vivienda se lacan en una combinación de blanco y un gris similar al del suelo, pero hacemos un guiño en color negro para el protagonista de la casa, Cirilo, el gato, que también obtiene su propio “apartamento” dentro de uno de los armarios, cerca de la entrada de luz natural de la terraza.
Volvemos a contar con Diego Macarrón, que colabora en el proyecto apostando por una mesa de comedor que “entiende y respeta” espacio planteado. Ejecuta con gran precisión, además, la mampara del baño. Gracias una vez mas Diego.
Y agradecemos encarecidamente a Marcelo Giacobone lo que es su seña de identidad: entender, respetar y conseguir que los efectos o guiños de proyecto pretendidos sean llevados a cabo con la meticulosidad de siempre. Su impronta está en el mobiliario de la cocina, el mobiliario a medida del salón y los muebles del baño.
Un placer trabajar con todos y para todos.